lunes, 19 de septiembre de 2011

Factores que intervienen en la educación


Estamos ante una crisis en educación, una crisis provocada por la escasa importancia en el mundo actual de la transmisión de conocimientos y saberes. En efecto, la transmisión de conocimientos y saberes no deben ser olvidados, pero más importante es no olvidar educar, enseñar, con todo el significado de la palabra. Si no consigues enseñar, para que quieres transmitir conocimiento vacíos.

Las tareas del docente se entremezclan con las propias de los padres y el resto de la sociedad. Han aceptado deberes no propios de su labor docente, pero la cuestión es en donde está la línea de lo que pertenece a un educador, el cual permanece mucho tiempo con sus alumnos, que crea lazos de unión y empatiza con ellos, y la de los padres. Si un alumno tiene problemas en su circulo familiar, los cuales le impiden progresar en la asignatura, ¿hasta dónde puede involucrase para poder ayudarle?.

Otro factor es la violencia escolar y la indisciplina, como elementos perjudiciales para la labor docente. Son estos episodios, a veces aislados, los que perjudican al resto de la clase, impidiéndoles desarrollar su potencial. Son hechos graves cuyos resultados no se atienden, el fracaso escolar. Una conducta incorrecta en clase va más allá que la expulsión de clase, si no se observa la justificación de la misma y se intenta dar soluciones apropiadas, el abandono de los estudios está cantado. Una actitud violenta encierra algo más que un alumno aburrido y desmotivado.

La complejidad en la docencia se ha agravado. Cada vez existe mayor diversidad cultural y social a la que hay que dar respuestas correctas. Pero no deben ser focos de problemas ya que con la ayuda necesaria y programas más eficaces de integración, podremos ver que realmente la diversidad es riqueza educativa y no un problema constante.

Se personifica en la figura el profesor la garantía al derecho individual de la enseñanza. Es un intento de concederle al docente mucha más importancia de la que posee, pero un intento que extralimita sus funciones. El garante de la enseñanza debe ser el estado, y no un profesor. El estado debe asegurar una educación para todos y gratuita, basada en la igualdad y la equidad. Al mismo tiempo, debe asegurar la calidad de la misma sin excusarse en las actitudes de los profesores o los alumnos. Sin material apropiado no se puede ni impartir de forma correcta una lección, ni aprender de forma útil un alumno. La autoridad no solo debe ser del profesor o de los agentes que intervienen en la educación, (padres, directores, etc.) también se le debe exigir al estado, al igual que se le exige parte de su culpa.

La vida en el centro es prolongación de la vida social, por lo que se deben cumplir normas. Es por ello que cada centro deberá realizar un decálogo de normas en las que las ideas anteriores se reflejen de manera concisa. La disciplina, respeto al docente y a su materia, deberes del alumno, pero ¿donde se habla de sus derechos?. Derecho a obtener una educación de calidad que va más allá del anticuado memorismo o de materias que no dan explicaciones coherentes a lo que sucede en el mundo actual. El alumno tiene derecho a una docencia atractiva, que le haga pensar de forma crítica y le extraiga lo mejor de si. Los alumnos necesitan retos.