domingo, 5 de junio de 2011

La guerrillera más guapa



Existen fotografías que nos trasladan fielmente al momento histórico en que se realizaron. La guerra civil española está muy bien retratada por los reporteros gráficos que, de alguna forma, también se vieron involucrados en nuestro propio drama.
Una de las fotografías que más me llama la atención es la realizada por Juan Guzman a una guerrillera desconocida sobre la azotea del hotel Colón en Barcelona. La muchacha, con su fusil a la espalda y su carnet del Partido Comunista en el bolsillo, se llama Marina Ginestá y trabajaba de mecanógrafa y traductora cuando fue reclutada para hacer frente al levantamiento de Franco.

Con la ciudad condal de fondo nos transmite algo más que valor, nos transmite orgullo, pasión, júbilo y la sinceridad de una causa que tan solo defiende la libertad.
En sus ojos se puede leer el desafío a los dictadores que desean mermar la esperanza de la gente que aún piensa en una vida tranquila, normal, sin grandes idearios subidos de tono, pero en libertad, absoluta libertad. Marina sabía que formaba parte de algo grande y sabía que era necesario defenderlo con su propia vida, cosa que no llego a suceder.

Tal vez la República era demasiado complicada para un pueblo anclado en formas políticas, económicas y sociales del pasado, tal vez eran demasiadas cosas las que había que cambiar y muchos los desagravios que se cometieron, por ambos bandos, pero viendo su rostro sabemos  a ciencia cierta que la ilusión por el cambio, por vivir en una sociedad libre y la lucha por mantenerla viva eran suficientes para, al menos, intentar que funcionara, o eso pensó ella.