El museo de Albacete, como muchos otros, es de titularidad estatal con las competencias transferidas a la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, en 1984, y perteneciente actualmente a la red de Museos de Castilla la Mancha. El edificio, integrado en la naturaleza del Parque Abelardo Sánchez, una profunda arboleda, fue proyectado por Antonio Escario con las ideas planteadas en “The organizatión of Museums. Prectical Advience” de la UNESCO, de 1960. Inaugurado finalmente en 1978, de estructura articulada, una entrada amplia nos distribuye y dirige a todas las salas del edificio, tanto las de corte administrativo, como la biblioteca, aulas, sala de conferencias, talleres, salas de reserva e investigadores o restauradores, cámara acorazada, archivo de la biblioteca, muelle, y por supuesto, las salas de exposición.
Estas se distribuyen en dos áreas, la de las exposiciones temporales y la de exposiciones permanentes, dividida esta a su vez en zona arqueológica y de Bellas Artes. Estas salas son edificadas con grandes ventanales en las zonas de transición y grandes áreas abiertas donde se ubican los objetos en vitrinas. Para las obras de bellas artes se distribuye el espacio en tres alturas, con altos muros y luz cenital.
¿Qué servicios ofrece?
El Museo Arqueológico de Albacete recoge y asimila la definición de museo que realiza el ICOM en 1975, mediante la cual se basa en un servicio a la sociedad realizando investigaciones a los materiales del hombre y su entorno; los adquiere, conserva, comunica y expone con fines de estudio, educación y deleitación.
Esto se ve reflejado en su función principal, la de mostrar a los ciudadanos sus fondos en exposiciones, con tarifas reducidas a colectivos especiales y visitas guiadas llevadas a cabo por el DEAC (Departamento de Educación y Acción Cultural).
A nivel de investigación, y avalados por un centro o como profesionales de la enseñanza, el usuario puede acceder a ciertos fondos no accesibles al resto del público, siempre supervisado por personal autorizado del museo. A su disposición también queda la biblioteca, lugar imprescindible donde documentarse de forma más específica sobre los fondos del museo.
Pero no solo las actividades del museo se centran en el edificio, también presta obra a otros museos para su exposición.
A raíz de una actividad dinámica se ha generado un grupo “Amigos del Museo”, el cual realiza conferencias paralelas a las exposiciones o de cualquier otra temática, acompañado de viajes o cursos.
No olvidemos la labor conservadora del museo con su sala de restauración, dirigida por un restaurador, en la que el trabajo de sus talleres va encaminada a la conservación preventiva e inteligible. Las normas utilizadas son las facilitadas por el ICROM, el IICE y el catálogo CIS, los cuales recomiendan empezar la restauración ya en el yacimiento, con la sujeción y el empapado. Ya en laboratorio se procederá a la limpieza, desalado y restauración propiamente dicha.
También son otras las funciones del museo que no se ven, pero que son importantes para su funcionamiento. Las actividades a nivel administrativo como los préstamos ínter museísticos o los depósitos, enriquecen el fondo del museo, a la vez que genera un gran número de operaciones secundarias, como la generación de seguros, informes, fichas, etc.
Como hemos comentado, el museo no se “paraliza” con las meras exposiciones, también fomenta su conocimiento a los niños, con talleres de restauración o historia, en los que se trabaja con cuadernillos editados ex proceso; conciertos de música o conferencias, también tienen cabida en un museo que no pretende parecer una caja gigante de piezas antiguas.
¿Qué podemos encontrar?
Los fondos museísticos son de tipo museográfico y documental, siendo los arqueológicos los más numerosos (8 salas). Estos fondos están ordenados de forma cronológica, yendo del paleolítico inferior a la Antigüedad tardía y el siglo IX. Estos se centran en la cultura humana de la provincia de Albacete y gracias a ellos podemos observar la riqueza y la complejidad de estas sociedades antiguas de la meseta.
Religión, clases sociales, alimentación, migraciones, enterramientos, fauna y flora, guerras y comercio, etc, son algunas de las informaciones que podemos extraer de estos hallazgos ubicados en los yacimientos, siendo por estos la forma de clasificarlos en salas. De entre el gran numero existente he querido destacar los más llamativos:
1- Hallazgos de industria lítica del Paleolítico Superior de la Cueva del Niño (Ayna), las hachas pulimentadas.
2- Cerámicas neolíticas de la Cueva Santa (Caudete) o del Abrigo del Molino del Vadico (Yeste).
3- En la Edad del Bronce, las vasijas, cerámicas, armas, instrumentos de trabajo en los yacimientos de los poblados de las morras de El Acequión (Albacete) en Quintanar ( Munera), El Cuchillo( Almansa), La Peñuela ( Pozo Cañada).
4- Siglo VI a. C hasta época romana, con el monumento funerario de Pozo Moro, poblados de El Macalón (Nerpio), la Quéjola , el Amarejo (Bonete), el Tolmo de Minateda (Hellín). Necrópolis de la Hoya de Santa Ana (Chinchilla) y Los Villares (Hoya Gonzalo), el caballo de la Losa (Casas de Juan Núñez) el León de Bienservida, la Esfinge de Haches ( Bogarra), la Cierva y toro de Caudete, los Jinetes de la necrópolis de Los Villares (Hoya Gonzalo), el Cerro de los Santos ( Montealegre del Castillo).
5- De época Romana, los mosaicos de las villas de Tarazona de la Mancha y de Balazote, las esculturas, inscripciones y los restos arquitectónicos de El Tolmo de Minateda, de la Colonia Libisosa Forum Augustana (Lezuzao), las cerámicas, huesos o vidrios de la antigua Saltigi (Chinchilla de Monte Aragón), el conjunto de bronces de Los Torreones (Albacete), estelas y monumentos escultóricos y ajuares de la necrópolis tardorromana de Las Eras (Ontur).
6- De la edad Media hasta el siglo X, hallazgos de El Tolmo de Minateda.
Los fondos en Bellas artes están presentes a través de diversos objetos creados entre los siglos XVI y XX, destacando entre ellas:
7- Del Siglo XVI y XVII, una alfombra de Alcaraz (siglo XVI), las tablas de imágenes de la antigua ermita de San Antón de Albacete, un crucifijo italiano del siglo XVII, y el busto de la Dolorosa de Francisco Salzillo.
8- Del siglo XX, La colección de Benjamín Palencia, Orlando Pelayo y Rafael Requena y obras de Godofredo Giménez, Juan Amo, Miguel Cano, Gómez Molina, Yolanda Martínez, Beneyto, Quijada, Ortiz, Sarachaga, José Luis Sánchez.
Otros fondos son de diversa factura, como los fondos etnográficos, de útiles y enseres pertenecientes al siglo XIX y las colecciones de numismática que destacan por el conjunto de “Tesorillos” que posee, como el de Nerpio o Riópar.
El fondo documental se compone de valiosos diarios de excavaciones, fotografías, grabaciones de voz de Benjamín Palencia, calcos de pinturas, libros de registro de depósitos y placas de cristal fotográfico.