“No son soldados, son hombres. No
son aventureros, guerreros hechos para la carnicería humana -carniceros
o ganado-. Son labradores y obreros a los que se les reconoce a pesar de su
uniforme. Son civiles desarraigados. Están dispuestos. Esperan la señal de la muerte y del homicidio; pero se ve,
contemplando sus caras entre los rayos verticales de las bayonetas, que sólo
son hombres”.
1916,
El Fuego de Henri Barbusse.