sábado, 15 de octubre de 2011

Políticas de empleo, políticas de futuro.


Estamos en época de elecciones y los candidatos afinan sus discursos para que ninguna palabra o idea quede en el tintero o el ipad. Es obvio que podemos distinguir dos propuestas diferentes, dos formas de gobernar que distan la una de la otra de nada menos que la transformación de este país.
Pero entre tanta frase hecha o solución “perfecta” no encontramos las claves necesarias para que podamos avanzar en el túnel de la crisis. Todavía no hemos oído como van a crear empleo.

La creación de empleo es fundamental para nuestro estado pues pone en marcha la maquinaria de la creación de riqueza y esta la del consumo. Con trabajo se puede “gastar” en ropa (Industria textil), se puede ir a restaurantes (sector turismo y servicios), se puede cambiar de coche (Industrial del automóvil) o ir más veces al teatro (sector artístico). No hace falta una carrera para entender esta ecuación tan simple.

Tanto PSOE y PP nos explican en sus programas como van a generar las pautas para crear empleo, aunque estas no concretan como hacerlo. Por un lado, Mariano Rajoi habla de fomentar el empleo autónomo para jóvenes, la contratación indefinida o reformar las ETT. Por otra, el Señor Rubalcaba habla de fomentar el empleo en los jóvenes, facilitar la creación de empresas y la existencia de más emprendedores. Todas son buenas intenciones, pero ¿cómo el parado va a empezar a trabajar?.

Atendamos a sus dos filosofías. Si la izquierda sube los impuestos, no hay problema porque tengo trabajo y puedo pagarlos. Pero no rebajar el gasto social (ojo, bajarlo que no erradicarlo) aumenta el endeudamiento y el estado se convierte en el primer cliente de los bancos, con lo que el crédito no va dirigido a la pyme. Si la derecha rebaja gasto social, no hay problema porque tengo trabajo y busco en el sector privado aquello que el público no llega a cubrirme. Pero el deterioro económica de la “clase media” ha significado un varapalo para nuestra economía y en estos momentos no está en disposición (porque no tiene y debe partir de cero) de aportar el capital que falta para montar una empresa ya que la banca no va a volver a sufragar el 100% de la inversión. Y no olvidemos que la banca tiene memoria y no se olvida de las deudas que todos estos empresarios han “suscrito” con ellos para sobrevivir, algunos de forma infructuosa.
Tanto unos como otros no saben como generar empleo, pretenden medidas que lo provoquen, pero no saben a ciencia cierta los efectos.

La creación de empleo debe estar guiada por una nueva política laboral que modifique ciertos vicios y errores en nuestro actual sistema y nos prepare para un futuro competitivo y fortalecido frente a los altibajos de la economía. Debe afectar a toda la cadena del empleo, desde servicios de empleo más eficaces, pasando por fomento de la innovación e investigación (incluso para el pequeño comercio), uso eficaz de todo tipo de redes, formación continua en todos los niveles, sistemas de calidad y postventa actualizados, hasta los principales agentes del trabajo, trabajador y empresario. Estos deben realizar un cambio de mentalidad o actitud y prepararse para competir, ya no en la liga estatal sino en la Champions de las empresas, en Europa-mundo. Debemos de desterrar el empresario que se compra un buen coche con los primeros beneficios y no los invierte en su propia empresa o el trabajador que es absentista y no se implica en la productividad de su empresa

Es tarea difícil la que tiene el próximo presidente de la nación pues es posible que puedan poseer las claves para poder generar empleo pero no saben si se transformarán en puestos de trabajo.