jueves, 23 de mayo de 2013

El catalizador del ambiente cultural: el animador cultural.


La actividad de animar (Hainard y Rossel) supone un momento de exterioridad y de vaivén entre el animador parcialmente exterior y el sistema desanimado local o regional. Animar es solidarizarse, negociar, arriesgar, traducir y catalizar; lo que significa anticiparse y saber desaparecer en el momento oportuno. Animar es actuar en los actores, en el espacio, en el tiempo y en los acontecimientos. Animar es enseñar a aprender, es convertirse progresivamente inútil. El animador es un actor que:
  • Estimula la comunicación horizontal y/o vertical.
  • Da confianza a los habitantes de una localidad y les permite tomar conciencia de sus problemas.
  • Contribuye a producir conocimientos sobre la gente y su comunidad. La identifica cultural y socialmente.
  • Fomenta la creatividad y la participación.
  • Ayuda a los individuos y a los grupos a elaborar proyectos.

    Museo Guggenheim de NY

La tarea del animador es descubrir los problemas en una etapa precoz, formularlos y comunicarlos a la gente, de esta forma se suscita una toma de conciencia y permite la elaboración de un proyecto por parte de la gente de esa localidad, para que se identifique con él. Se distinguen cuatro tipos de animadores:
  • El militante, agitador y concienciador.
  • El gestor, trabaja en la administración rompiendo la burocracia.
  • El mediador, analiza la situación social, desarrolla y canaliza proyectos y estudia las demandas de la población.
  • El formador, enseña y da cursos a la vez que aporta información más independiente.